Abstract
En el segundo coro de Antígona de Sófocles (2001) ya aparecen elementos para este debate: Y aprendió por sí solo el lenguaje y las ideas etéreas y los comportamientos que imprimen un orden a las ciudades, y a esquivar los dardos de las escarchas que dificultan la estancia a la intemperie, y los dardos que conlleva una molesta borrasca ¡el hombre con soluciones para todo! […] Pero aun poseedor, más de lo que cabe imaginar, de cierta astucia, que es la que le proporciona su habilidad [tekné] se desliza unas veces en pos del descalabro, otras del éxito. Si entrelaza las normas de la tierra y la justicia de los dioses permaneciendo fiel al juramento prestado (p. 9).