Resumen
La convivencia social armónica exige la posesión de unos valores y el ejercicio de unos hábitos éticos que hacen posible que aquella esté presidida por la confianza, por la certeza de que nuestro interlocutor está siendo veraz en sus afirmaciones y de que no hay sitio para la sospecha, ni para el doble discurso. Solo la correspondencia entre la realidad y lo que se afirma puede garantizar un entendimiento permanente entre los protagonistas del fenómeno comunicativo. Cuando se falsea la verdad, y, por lo mismo, deja de serlo, se rompe la cadena de la confianza y los posibles vínculos entre los que buscaban comunicarse desaparecen.Esta obra está bajo una licencia internacional Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 4.0.
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