Abstract
La cultura de “publicar o perecer” es una realidad entre los científicos del mundo. A pesar de que puede argumentarse que dicha cultura pone presión en los investigadores (especialmente los que imparten asignaturas en la academia), no puede obviarse que la publicación científica trae beneficios a la comunidad académica y a la población en general. El proceso de construir ciencia da la oportunidad de publicar ideas que son pertinentes para el momento, permite medir la productividad de los científicos y lo más importante: genera conocimiento que contribuye al avance de la humanidad. Los científicos necesitan los medios para desarrollar su investigación y las plataformas de comunicación para diseminar sus hallazgos y conclusiones. Fue así como en el Siglo XVII científicos decidieron reunirse y formar asociaciones donde compartieron verbalmente sus trabajos científicos. La iniciativa continuó hasta que surgió la primera impresión de Philosophical Transactions of the Royal Society, revista científica de la Real Sociedad de Gran Bretaña. Cuatro siglos después del primer número de ella, las revistas científicas se han establecido como el medio primario de diseminación del conocimiento científico. Algunas de las revistas pueden accederse gratuitamente en bases de datos o plataformas. El acceso gratuito de revistas en línea se ha debido en gran parte al Movimiento de Acceso Abierto, así como a la internacionalización del Internet. Estos procesos han contribuido a democratizar el acceso al conocimiento, basado en evidencia y rigor científico.This work is licensed under a Creative Commons Attribution-NonCommercial-NoDerivatives 4.0 International License.
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