Abstract
Todos los seres humanos tenemos una percepción intuitiva hacia la nutrición. De hecho, es posible sentir cómo una dieta “saludable” o “no saludable” puede tener efectos en diferentes aspectos de nuestras vidas. Adicionalmente, las redes sociales (Facebook, Instagram, YouTube, WhatsApp, Twitter, etc.) desencadenan una gran cantidad de opiniones y muchas veces logran dar forma a las actitudes de sus usuarios. La Organización Mundial de la Salud refiere que una alimentación saludable es una preocupación constante a nivel mundial. El comportamiento alimentario de cada persona está relacionado con el estilo de vida que lleva, siendo este último un pilar esencial para la salud humana. Los estilos de vida son influenciados por la difusión de información y la interacción con los usuarios y a partir del uso de redes sociales se ha vuelto más sencillo y directo. Hoy en día la difusión de información de alimentación y nutrición está al alcance de un clic y su uso puede llegar a abarcar una gran parte de la población mundial. Realmente, la mayoría de las personas que usan internet pueden acceder y difundir información alimenticia y nutricional de manera casi inmediata. El problema radica en que estas acciones atraen a los usuarios sin tomar en cuenta las consecuencias positivas o negativas para la salud, al ámbito social e incluso el económico o el ambiental.This work is licensed under a Creative Commons Attribution-NonCommercial-NoDerivatives 4.0 International License.
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