Resumen
A pesar que el confinamiento es una medida eficaz utilizada para evitar la propagación del virus SARS-CoV-2, no hay duda que ha generado un nefasto impacto económico. Como resultado se tiene un incremento a nivel mundial de hambruna, desnutrición e inseguridad alimentaria, especialmente en países de medianos y bajos ingresos. Sin embargo, el riesgo que la pandemia de la COVID-19 aumente las tasas de obesidad y carencia de micronutrientes también es alto y es un tema del cual no se está hablando públicamente. A nivel mundial, una de cada tres personas sufre de sobrepeso u obesidad, incluyendo niños y adolescentes (Global Nutrition Report, 2020). Honduras no está exento a esta problemática, ya que el 51.3% de las mujeres en edad fértil padece de esta condición, afectándolas independientemente de su estrato económico (ver Cuadro 1). Por otra parte, en Honduras el 15% de las mujeres en edad fértil mostraron tener anemia por deficiencia de hierro, siendo la prevalencia incluso más alta en las mujeres con mayores ingresos económicos (Encuesta Nacional de Salud y Demografía 2011-2012, 2013). Una persona que tiene su peso dentro de los rangos normales e incluso, que tiene obesidad, puede al mismo tiempo estar malnutrida. Esto ocurre al consumir crónicamente una dieta monótona, alta en carbohidratos y grasas, pero baja en proteína y micronutrientes, causando carencia de micronutrientes o “hambre oculta”.Esta obra está bajo una licencia internacional Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 4.0.
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